jueves, 29 de septiembre de 2016

¡Hay olor a muerte! mientras la ley grita: ¡Dios esta vivo!


Hay silencios
que huelen a muerte
en las aguas del Río de la Plata
deslizándose lentamente,
silenciosamente
Huelen a muerte 
a muerte de amor
de ti y de mí,
de la nuestra,
de la Patría nuestra.
Hay monólogos,
frases hechas en la sombra
de los incapaces
Hay silencios hóstiles
cargados de agresividad
de seres infieles e injustos
Hay acciones 
que nos hablan de sus ojos ciegos,
el odio y la violencia
La injusticia
de los que la administran,
de su hambre que lo hace ignorante
en su vocación
Hay palabras
de irresponsabilidad y gravedad
en que los hombres
no cumplen y solo traicionan
enmancillan a la nación
con su pluma y su letra 
redonda
anterior 
colmada de vacíos

Hay olor a muerte
de odio al hermano
Odio a ti, a mi y a todos,
de odio a sí mismo.

Hay olor a muerte
en los jueces que se creen, 
se la dan, de ser la libertad

Hay olor a muerte
en el yugo de su esclavitud
en el pecado del señor juez,
En el ser de su ser,
de sus fallos
de ser el falso dios argentino.

¡Hay olor a muerte!
en el campo de la conciencia
en los altos principios
en el corazón grande de los hombres

¡Hay olor a muerte! 
mientras la ley grita:  

¡Dios!  ¡Dios esta vivo!


Mané Castro Videla




















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