sábado, 30 de junio de 2012

Pura lógica

... acerca de la insatisfacibilidad irreductible del deseo neurótico ...


...-Una proposición es insatisfacible cuando no hay ninguna posible interpretación que la haga verdadera. Esto es que una proposición molecular es insatisfacible o contradictoria. Pura lógica !!

....-jaja!!, la pura lógica es que se trata pura y simplemente de histeria...

‎... y se trata de deseos, no de proposiciones...

viernes, 29 de junio de 2012

cuidado con las envestiduras...



Foto: ... acerca de la distancia entre el decir original y el hacer permanente ...

Ohhhhhh ... es vergonzoso

Lo cierto es que uno siempre se queda Sin palabras...

Lo cierto es que toy rodeada de estos siniestros personajes si, esos imberbes pusilamines
mal nacidos e imundos que siempre se andan persignando y son unas ratas miserables
que su vida es una mentira y viven de los otros
Sí esos parásitos que siempre necesitan de uno
Tienen precio... y además son muy baratos...
pero a no confiarse de ellos con esa cara de pobrecitos
no tienen límites, son altamente destructivos
no tienen remedio
no saben del amor
no pueden ni quieren
tienen maldad
son perversos... traicioneros... cuando te descuidas aparte de lo que les das te roban...!!!

cuidado con las envestiduras... con lo que anuncian y lo que hacen ... es todo mentira viven del afuera en su interior están vacíos

Mané

martes, 26 de junio de 2012

No puedo dejar un Instante de pensar en ti

No quiero
No! No!  y Nooo!!!
No quiero
en dejar de hacerlo
No me importa lo que digan
ni piensen los otros...
los de afuera
ni que me tilden ahora de LOCA
La vida
Es  un regalo precioso
único  e inigualable
y tu
tu eres y sos más allá
de una imagen congelada
me das y haces 
Soy
Soy también cautiva 
prisionera quedo y elijo Ser
en tus ojos claros
Bailarina
en eterna danza danzante
en tu serrana voz cantarina

Mujer
Mujer florecida
desde la más desatada tormenta santafecina...!!!

@todos los derechos reservados

Mané

domingo, 24 de junio de 2012

.... CUIDADO CON EL PRECIPICIOOOOOOOOOO!!!!


 ... acerca de creencias, de decires,... y de actos ...
....
  Uyyyyyyyy
... se cayóooooo!!!!

Otro más... y ya van....???!!!

Ohhhh no! no! y nooooo!!!!  
.... Te perdíiiiiiiiiiiii 

Mané

sábado, 23 de junio de 2012

EL MIEDO MANDA

La clave

 Es necesitar poco... desear pero no necesitar...!!! Cada vez que nos creamos una necesidad nos hacemos daño a nivel psicológico porque si no tengo eso que necesito tanto, lo voy a pasar muy mal.
Y lo que es curioso es... si consigo eso que estoy necesitando tanto, cuando lo consiga, tampoco voy a estar bien porque no voy a soportar la idea de perder eso que he conseguido y voy a poner mucha tensión en todo…



viernes, 22 de junio de 2012

NADA PEOR

Foto: ... crítica de la resignación ingenua ...

Elogio de la clase media

Prejuicios fósiles mantienen el desprecio por la clase media.
Se la menciona con cierto pudor, porque no tiene límites claros y se la vincula con los rasgos mezquinos, crueles e insensibles de la burguesía y pequeña burguesía bien descriptos en poderosos textos de la literatura universal. Sin embargo, la realidad no es tan esquemática ni rígida. Ahora sabemos que la clase media no se reduce a sus defectos, porque defectos tienen todos los niveles.
Ya es hora de enaltecer sus virtudes, especialmente las de la clase media argentina, que llegó a ser la más importante y fértil de toda América latina. Nuestro país la desarrolló de forma excepcional. No hay otro donde haya alcanzado tanto desarrollo y gravitación en brevísimo tiempo, sobre un territorio distante y bastante desertificado.
Con la Organización Nacional iniciada en 1853 empezó una corriente inmigratoria que aumentó su caudal hasta convertirse en un impresionante río, que llegó a prender la alarma de quienes suponían que estaban en riego los pilares de la identidad nacional. No estuvo en riesgo la identidad nacional, sino el atraso asociado a reaccionarias tradiciones coloniales. En pocas décadas la mayoría de los inmigrantes que llegaban con una mano adelante y otra atrás aprendieron el idioma, asimilaron costumbres y se integraron de forma intensa y definitiva. Fueron los principales protagonistas del fenómeno que engrosaba esta brumosa nueva clase, que hasta entonces había sido muy delgada. Los recién llegados no traían dinero, sino agobio por el hambre y las persecuciones. Querían aplicarse al trabajo para mejorar su vida. Llegaban a un país donde había comenzado a funcionar una Constitución inclusiva que generaba esperanza. Aumentó y mejoró la demografía del campo y de las ciudades. Como resultado de la buena dirección que había tomado el país, se produjeron novedades que hicieron crujir las viejas estructuras. La Argentina crecía al galope y se iba convirtiendo en un caso que provocaba la curiosidad del mundo.
De una generación a otra, la clase media no sólo acrecentaba su volumen, sino su protagonismo. Tanto en el campo como en las ciudades empezó a consolidar valores que operaron como semillas. Esos valores dieron sustento a tres culturas: la cultura del trabajo, la cultura del esfuerzo y la cultura de la honestidad. Había consenso en que nada llegaba gratis. Ningún derecho se obtenía sin la correlativa obligación. Era posible prosperar, pero sólo mediante la actividad intensa y correcta. La deshonestidad era tan mal vista que una familia dejaba de asomarse a la vereda si alguno de sus miembros cometía un delito.
No se estableció un paraíso bíblico, porque abundaron las excepciones. Pero predominaban las tres culturas mencionadas. En el optimista clima que reinaba dentro y fuera del hogar flotaba el anhelo del progreso. Una "sana" ambición, como se dice ahora, porque la ambición a secas ha comenzado a sonar como una disonancia. Era común la ambición de tener una vida digna, constituir familias sólidas, educar a los hijos, gozar de la cultura, ascender. No se aspiraba a fortunas enormes, sino a las que permitiesen lograr los objetivos irrefutables (maravillosos) de la vida digna, la familia sólida, la buena educación de los hijos y un razonable progreso. Los menciono con insistencia, porque son los caminos que deberíamos recuperar.
Por desgracia, esas tres culturas empezaron a ser derruidas en la primera mitad del siglo XX. La cultura del trabajo fue reemplazada por la de la mendicidad, la cultura del esfuerzo por la del facilismo y la cultura de la honestidad por la de la corrupción. Lo revela con una elocuencia insuperable el tango "Cambalache", compuesto en 1935, hace casi ochenta años. Tiene una estremecedora vigencia.
Todavía resuena la burla que entonces se hacía a los inmigrantes analfabetos que se apuraban por tener un "hijo dotor". Pese a las dificultades de todo orden, los tuvieron, y en gran cantidad. El estudio era un dato cotidiano, infaltable, obligatorio. Todos los niños debían ir a la escuela y una gran parte luego pasaban a establecimientos técnicos o colegios secundarios. Hasta en el servicio militar se debía educar a los conscriptos. Al mismo tiempo, crecieron las universidades con profesionales, docentes e investigadores que asombraron al planeta y hasta obtuvieron el premio Nobel. Era un ejército de gente admirable que, en su inmensa mayoría, por supuesto, se originaba en la clase media.
En aquella época de predominante clase media se aplaudía el mérito, se elogiaba la tenacidad. No se concebía consolar al que quedaba abajo haciendo descender al que llegaba arriba, porque significaba igualar hacia la fosa y quitar incentivos (nefasta política establecida más adelante). No se le tenía miedo ni desconfianza a la competencia, porque movilizaba los resortes del esfuerzo y mejoraba los resultados del conjunto. Era una mirada opuesta a la que vino después.
Los docentes estaban bien pagados. Eran "maestros" de verdad, no simples y aburridos "trabajadores de la educación". Se esmeraban por mejorar la calidad educativa. Recibían un gran respeto por parte de los alumnos y sus padres (no era concebible que sufrieran las agresiones de los últimos tiempos). Desempeñaban roles centrales en la vida social. Como parte de esa obsesión por el estudio brotaron centenares de bibliotecas públicas, pagadas, cuidadas y ensalzadas por la misma gente. En ese ámbito circulaban los fermentos del empeño y la decencia que caracterizaban a una clase media que no dejaba de crecer. Se multiplicaban los escritores, periodistas, dramaturgos y talentos artísticos en las bellas artes, la música y el teatro. Era una primavera larga, con los altibajos de la adolescencia que caracteriza a ese período, por supuesto.
En lugar de descalificarla -como hacen ideólogos arcaicos-, deberían desplegarse los proyectos que contribuyeran a convertir la clase media argentina en el lugar hacia donde se afanen por integrarse quienes sufren pobreza y desconsuelo. No es la clase media la que tiene que achicarse, sino la clase pobre y desposeída, que ya supera la mitad de nuestra población.
Los profesionales no obtienen una retribución equitativa a sus méritos o empeños. La educación declina. Ni una sola de nuestras universidades se menciona en el ranking de las cien mejores del mundo. Las certeras bofetadas del tango "Cambalache" no son tenidas en cuenta para superarlas. A la inversa, parecieran haberse convertido en una guía de mucha gente, en especial los versos que dicen "el que no roba es un gil" y "todo es igual". No todo es igual, aunque hacia allí impulsa un igualitarismo utópico que descalifica el trabajo, no honra el esfuerzo, calumnia la competencia y defiende a los corruptos.
Un grueso sector de la clase media está compuesto por las pymes. No es frecuente escuchar que se las tenga debidamente en cuenta. Son las proveedoras de muchísimos puestos de trabajo y esa virtud no es objeto de halagos entusiastas. En ellas se ejercen la imaginación y el músculo. No viven de la limosna ni de los subsidios. Funcionan en las ciudades grandes y pequeñas, en el campo y en los lugares más alejados del país. Pero sufren una impiadosa extorsión impositiva. El dinero que se les quita no se dirige a obras de infraestructura ni a una mayor eficiencia del Estado, sino para mantener un Estado elefante, voraz, ciego, irracional y caprichoso, que desperdicia sus riquezas en burocracia, amigos, ñoquis y punteros.
La clase media parece condenada hoy en día. Durante el "Rodrigazo" se publicó en el entonces diario La Opinión un artículo cuyo título se hizo famoso: "Réquiem para la clase media". Fue acertado. La clase media declinó tanto que ya ni es atractiva para los que buscan conseguir votos.
En el sector condenado a la pobreza tampoco todos son iguales. Existen, sobreviven y luchan millones de seres para mejorar su condición y darles educación a sus hijos. Muchos no tienen acceso a las necesidades básicas. Son víctimas de un sistema perverso que proclama defenderlos y en realidad los aliena y usa. Están atrapados. Hasta los niños deben recurrir a una mendicidad que retuerce las vísceras, a trabajos en negro, a trabajos temporales, a ser cartoneros o acróbatas junto a los semáforos, o a rendirse al consuelo letal de las drogas. Muchos ni saben cuáles fueron las virtudes de una clase media boyante. No se los ayuda con políticas de Estado coherentes. El nefasto populismo que nos envenena necesita que haya muchos pobres para sobornarlos y quitarles el voto. Los publicitados planes sociales no resuelven problemas, porque sólo anestesian la rabia. No sería lógico negar la importancia de la anestesia. Pero una anestesia sólo debe aplicarse para curar en serio. Crece una pobreza marginal que se amontona en los suburbios y padece graves conflictos. Es una masa de argentinos que no ven el horizonte. Los han convencido de que "tienen derecho" a los subsidios sin inculcarles al mismo tiempo sus obligaciones basadas en las tres culturas de la clase media: trabajo, esfuerzo y honestidad.
En síntesis, es hora de recuperar el orgullo de ser miembro de la clase media que hizo grande a la Argentina, destacar sus valores, brindarle el máximo apoyo y conseguir que vuelva a ser la vanguardia de un progreso sustentable.
Marcos Aguinis
Diario La Nación

jueves, 21 de junio de 2012

LA FÁBULA DEL PELOTUDO

Conociendo (más) a Sócrates

Tan esencial es su peso en la historia del pensamiento que cada época compone su propio Sócrates. Traducidas por primera vez al español, “cartas ficticias” de la segunda sofística imaginan vida y debates del maestro griego y su grupo.

POR Gustavo Varela Inevitable. Eso dice Foucault de Sócrates, que “como profesor de filosofía, es preciso hacer al menos una vez en la vida un curso sobre Sócrates y su muerte”. Son sus últimas clases en el Collège de France; sabe que está enfermo, sabe de la sentencia final porque su cuerpo está infectado. Proximidad de la muerte que se traduce en un encuentro con el comienzo de todo su hacer filosófico: ¿cómo muere un filósofo? ¿Se conjugan la valentía y la verdad, el saber y la resignación? Al fin, la pretensión de la filosofía ¿no es la preparación para un buen morir? Sócrates fue obligado a beber la cicuta. Murió por amor a su idea, que no es sino la polis ateniense, acusado de corromper a los jóvenes y de manifestar la existencia de dioses extraños. Vida y obras reunidas, la filosofía y su propia existencia. Tanto, que no acepta ni pagar una multa ni tampoco escaparse de la prisión donde estaba encerrado. Elige por su propio pensamiento y por el destino al que ese pensamiento lo expone, sea la pobreza, la incomprensión e incluso su propia muerte.

Nace en el 470 aC. y muere en el 399. Es decir, vive el esplendor de la Atenas de Pericles, el despliegue de la tragedia de Sófocles, de Ésquilo, de Eurípides. ¿Cómo explicar la Atenas del siglo V antes de Cristo sin la intervención divina? Sócrates vive bajo el sol de una ciudad luminosa, una suerte de espacio sagrado donde los dioses decidieron por los hombres: poesía, arquitectura, arte, música y pensamiento, todo reunido en el mismo tiempo y en un único lugar. Los ojos de Occidente quedan detenidos allí. Comienzo absoluto para la política, para la ética, para el teatro; para Hegel, para Nietzsche, para Heidegger.
Sócrates es el comienzo filosófico, la fundación, la primera cara visible de tanta virtud creadora. Sócrates enlazado a Platón, maestro y discípulo en el comienzo de la filosofía como hacer literario. Un enlace amoroso que se vuelve diálogo, donde Sócrates es el nombre con el que Platón escribe su propio pensamiento en cada uno de sus libros.
Entonces se multiplica: ya no es sólo un hombre sino la razón para una cofradía que lo rodea, un maestro que enseña tanto con su palabra como con su muerte. Porque encima del cuerpo de Sócrates, en su vida y en su muerte, Atenas vive su decadencia –la guerra con Esparta–, su descenso desde un cielo creador, en caída libre hacia la estrechez de una tierra de sometimiento.
La muerte de Sócrates, apenas unos años después del fin de la guerra, es el comienzo de una búsqueda infructuosa, la que escribe Platón en sus diálogos: desconfiar del mundo sensible, tener que soportar el poder de los sofistas, ampararse en la ley humana como un modo degradado de lo divino, imaginar un ámbito de eternidad de acceso restringido. En definitiva, lo contingente de la política por encima de lo necesariamente justo perdido para siempre. La hybris de su muerte, el vacío que provoca, la injusticia de ser matado por aquello mismo que ama –la polis–, abre una fisura en el suelo de Atenas que la filosofía escrita pretenderá enmendar. Por ello Sócrates es la cara de una plenitud posible que, después de su muerte, queda cristalizada para siempre. Cristalizada en Atenas y cristalizada para toda la historia de la filosofía.
Por ello no es extraño que el mundo inmediatamente posterior al comienzo de nuestra era ponga los ojos sobre la figura de Sócrates y sobre aquellos que lo rodeaban en la Atenas clásica. Entre el siglo I y el III se escriben una serie de cartas ficcionales en las que se mezclan los preceptos filosóficos y la vida cotidiana con las intrigas políticas y personales.
Cartas. Una costumbre entre los griegos del siglo IV aC. pero aquí redactadas como un ejercicio intelectual de aprehensión por el movimiento literario de la segunda sofística en el Imperio romano. Es el reconocimiento de Sócrates y los socráticos en pleno helenismo, la afirmación de Atenas como faro del pensamiento y de la retórica. La editorial Miluno, en su propuesta de editar obras poco conocidas de autores importantes, acaba de publicar estas cartas ( Sócrates y los socráticos. Cartas , 2012) –que por primera vez se traducen de forma completa al español– con un excelente y necesario estudio introductorio de Claudia Mársico, investigadora, profesora de filosofía antigua en la UBA y, en esta ocasión, traductora de las cartas. “Era usual que se compusieran cartas ficticias a la manera de ejercicios de recreación de las relaciones entre personajes famosos”, escribe en su ensayo preliminar para luego aclarar el lugar que ocupaban por entonces: “En este sentido, el papel que la novela histórica ocupa en nuestros días, así como las biografías –oficiales y no oficiales– de gente famosa en los ámbitos más variados, era asumido en la antigüedad griega por las cartas”.
Es decir, ficción y verdad fraguados de modo tal que la distancia entre uno y otro no sea evidente. Entonces la ficción amplía aún más la verdad de los hechos históricos, los explica, y no hay modo de reconocer, sin un análisis erudito y minucioso, qué es auténtico y qué lo inventado. Hay intrigas personales entre quienes seguían a Sócrates, celos, anécdotas, toma de posiciones teóricas respecto de su filosofía, todo un ámbito vital que va más allá del Sócrates que más conocemos, el escrito por Platón en sus diálogos.
Incluso en estas cartas, siguiendo el análisis de Mársico, podemos encontrar la necesidad de ciertos condiscípulos de construir un contrarrelato al elaborado por Platón. Jenofonte, como falso autor de la carta, intenta derribar con mucha sutileza los diálogos escritos por aquél: “Ahora me llegó un escrito de ese estilo de Platón, donde estaba el nombre de Sócrates y un diálogo con algunos de corte argumentativo para nada mediocre (…) Nosotros no decimos que no hemos escuchado cosas por el estilo, sino que no podemos recordarlas”.
¿Tensión entre Platón y Jenofonte? Es posible. Los dos escribieron una Apología de Sócrates que retrata el momento del juicio y la iniquidad de su condena; los dos discípulos de un mismo maestro, tan potente su presencia, su pensamiento y el sentido filosófico de su muerte.
Sócrates no dejó escritos. Sólo la memoria de quienes lo conocieron, de quienes estuvieron a su lado, pueden dar cuenta de sus ideas. ¿Quién completa ese vacío? ¿Quién dice su pensamiento con pureza y sin traiciones? El conjunto de cartas atribuidas a Sócrates pone en letras lo que sólo era una voz. Cuando le escribe a Arquelao, rey de Macedonia, no sin cierta prepotencia, para aclarar que él no es un sofista que cobra dinero sino “que comencé a dedicarme a filosofar por orden de la divinidad”. Dice no ser un parásito de bienes ajenos ni tampoco hacer filosofía a puertas cerradas, “como se cuenta de Pitágoras”; se define a sí mismo como un educador, un tábano que cumple con un deber patriótico. El final de la carta es terminante: “Estás escuchando ahora por segunda vez lo que tengo para decirte: no cambio mis cosas de aquí por las de allá, porque creo que son mejores”. Atenas es una conjugación existencial, eso le escribe, que él y su ciudad son la misma cosa. Entre quienes firman las cartas asignadas a los socráticos –aquellos que formaban el grupo de referencia de Sócrates–, la diversidad de posiciones filosóficas muestran la diversidad que es el pensamiento de Sócrates. ¿Quién es el heredero? ¿Un hedonista como Aristipo? ¿Un materialista austero como Antístenes? Las cartas entre ellos dan cuenta de la tensión teórica entre las distintas posiciones no sin ironía y burlas personales: “No es propio del filósofo estar junto a tiranos y entregarse a las mesas sicilianas, sino que debe vivir en su propio país y pretender autarquía”, escribe el austero. El hedonista responde: “Lávate y bebe en la fuente de los nueve caños y usa la misma túnica sucia en verano y en invierno, como conviene a un hombre libre y que vive en Atenas democráticamente”.
El estudio preliminar de Claudia Mársico traza un retrato biográfico e intelectual de cada uno de los socráticos que escriben estas cartas que, junto a las notas aclaratorias, permiten una comprensión transparente de sus contenidos. Sabemos entonces que posiblemente Sócrates se reunía con sus discípulos en una zapatería; o que Megara, la ciudad de Euclides, fue uno de los destinos elegidos por quienes debieron partir de Atenas luego de la muerte de Sócrates; o de la personalidad de Jantipa, su esposa, a quien Jenofonte define en Banquete como “la mujer más difícil de tratar de las que existen, existieron y existirán”.
Mársico resalta la importancia del diálogo como género filosófico de innovación, no sólo para Platón, sino para los miembros del grupo: “Más de diez autores ligados al grupo de Sócrates compusieron en el lapso de unos veinticinco años unos trescientos diálogos que compartían el rasgo de colocar a Sócrates en el sitial del protagonista”.
De Sócrates sabemos de la mayéutica como método, de esa necesidad de aprender a pensar contra sí mismo como condición del saber; sabemos de su vocación política por la verdad y de la necesidad de asepsia material para pensar; sabemos que su actividad como filósofo fue indicada por el oráculo de Delfos y que la filosofía está más cerca de la ignorancia que de la totalidad de un saber: el “conócete a ti mismo” es más voluntad de vacío que de plenitud. Lo que sabemos de Sócrates lo sabemos por Jenofonte, por Aristófanes, por Platón, por Aristóteles, por relatos de relatos. Nunca por él mismo. O sea, un silencio literario que otras literaturas filosóficas intentan completar. Por ello nos quedó de Sócrates su muerte, una suerte de cascada existencial que reemplaza su escritura. Sócrates es el que murió por la verdad, el que sostuvo su pensamiento a pesar de todo. La cicuta pretende ser un tratado de ética para quien sepa escucharlo. Entonces, en la lectura de las apologías, en Critón o en Fedón de Platón, cada vez que Sócrates acepta su destino en nombre de toda la polis, la filosofía parece estremecerse de tanta verdad.
Contra esta imagen sacrificial socrática arremete Nietzsche con su martillo y su dinamita, hasta convertirlo en un personaje filosófico tan necesario para su obra como lo es su Zaratustra. Habla de su fealdad (“Se sabe cuán feo fue. Mas la fealdad, de suyo una objeción, entre los griegos es poco menos que una refutación”); que fue un suicida; que fue “un payaso que se hizo tomar en serio”; que en sus manos y en las de otro como él, Eurípides, lo valeroso de la tragedia griega derivó en un asunto de interioridad ciudadana y argumentación. O sea, dejó de ser arte para convertirse en metafísica. La obra de Nietzsche inaugura una visión crítica que buscará su permanencia en la filosofía posterior. Desde entonces Sócrates será visto con desconfianza, como el antecedente inaugural de todo sistema metafísico. Un extravío que, según Nietzsche, ha desplazado el valor de la vida en dirección a un más allá. O sea, el síntoma de una enfermedad: el de unir razón y moral y, con ello, hacer del pensamiento una actividad decadente. “Sócrates fue un mal entendido”, dice Nietzsche, una farsa que se perpetúa en cualquier moral correctiva, sea la cristiana o la de la ciencia moderna.
Sin embrago, Foucault vuelve a Sócrates a pesar del efecto Nietzsche en el siglo XX y de la fuerte influencia que éste tiene en su obra. Un retorno necesario que se sostiene en la palabra verdadera como modo de subjetivación; ya no la verdad universal de la metafísica sino la verdad sobre sí, en Sócrates con un fundamento profético y un sentido pedagógico. Como Diógenes el cínico, Sócrates es un parresiasta. Es decir, alguien cuyo decir veraz, su “hablar franco” no se detiene ante la presencia del poder. Por ello afirma Foucault, el temor de Sócrates no es ante la muerte sino ante la posibilidad de interrumpir su tarea. Verse a sí mismo de un modo inevitable y en tensión con las formas ofrecidas.
Tal vez la figura de Sócrates pueda pensarse como una necesidad vital del género filosófico. Cada época y cada filósofo compone su propio Sócrates. Algo así como una declaración de principios a partir de los cuales se sienta posición. Por ello cada momento histórico ofrece los sonidos de su voz como parte de un canto polifónico más amplio.
En cierta medida la historia de la filosofía puede ser vista como un enorme epistolario en el que, como en estas cartas ficcionales, intentamos volver al comienzo. Hacer un curso sobre Sócrates y su muerte, como dice Foucault. No como un testamento, sino como una forma de seguir pensando.

lunes, 18 de junio de 2012

El Amor es incompleto

El amor es incompleto y deberá permanecer incompleto.
Si algo es completo, significa que sus límites han sido marcados; sus límitaciones son conocidas.
Para que el amor sea infinito, tiene que ser incompleto

Sri Sri Ranver Shankar



Geniallll
Lo cierto es que muchos ignoran y se creen
todavía que el otro los completa...
Demasiada inconciencia de la propia existencia, verdad???!!!!

Mané
Felizzz y llena
de amores incompletos

domingo, 17 de junio de 2012

Mentes pequeñas y corazones mediocres

... crítica del pesimismo y de la mortificación de los deseos ajenos ...

éstos los de las mentes pequeñas
y corazones mediocres
son los que sobran, es muy lamentable...
ni contar aquellos seres que dicen que te quieren...
Jajaj...
A éstos
todosss afuera de mi vida...AHORA
YA!!!



Mané


Seminario XI

Variaciones sobre el encuentro  entre los sexos

Acaba de editarse …o peor (Paidós), el seminario XIX de Jacques Lacan y el último traducido al castellano. Dictado entre 1971 y 72, es el principio de un giro hacia la teoría de los nudos que el psicoanalista francés siguió hasta el final de su enseñanza, cuando dijo, el 12 de diciembre de 1978, “que no haya relación sexual, he aquí lo esencial de lo que yo enuncio”. Después, el Uno, lo real, el sinthome, serán conceptos disueltos en el infinito del goce femenino.

  Pablo E. Chacón


Si es cierto que el cachorro de hombre es un compuesto que incluye la historia de su familia materna y paterna, no parece disparatado pensar que el infans llega al mundo poco menos que preso y con el equivalente de una herencia en ocasiones demasiado pesada para cargar, que carga sin saber que le pertenece a los demás. Pero se trata de sobrevivir. Primero, acomodándose al pesebre que le toca en suerte, y más tarde, a darse la cabeza contra el no de los otros. Y construir así, paso a paso, la vía regia de una “autonomía” contradictoria que lo instalará, con suerte, en la neurosis y su incontrolable colección de síntomas. Esos síntomas quizá se transformen o desaparezcan si un deseo bien temperado lo empuja a quemar la casa sin garantías, sin seguridad de que la intemperie del afuera sea más soportable que la de adentro. Digamos que es una apuesta entre lo que hay… o peor.

… o peor es el título del último seminario de Jacques Lacan traducido al castellano. Y representa un punto de inflexión en la enseñanza del psicoanalista francés. Lacan, que convirtió al complejo de Edipo freudiano en estructura, mediante la lingüística y la teoría del significante, advierte sobre un más allá del síntoma que resiste a su disolución: eso es lo real. A su modo, insiste: hacer psicoterapia con el síntoma no evitará que lo real retorne como lo peor. Este es el punto donde el ideal científico de Lacan (grafos, topología, nudo borromeo, matemas, etcétera) se vuelve inequívocamente político. Es un punto de importancia decisiva porque al parecer impregnará la clínica psicoanalítica del siglo XXI. Y una respuesta política de Jacques-Alain Miller a su legión de detractores.

En el último congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), en Buenos Aires, Miller, cerrando el evento, invitó a pensar un título para el IX encuentro –que se celebrará en París en 2014: el desorden de lo real. Curiosa anticipación que en un reportaje concedido a este medio, ese hijo pródigo de Louis Althusser también haya hablado del goce, de la muerte y de la ausencia de proporción sexual.

¿Será que ya no se trata sólo del sujeto dividido por la represión o el no saber de un síntoma que insiste pero que puede descifrarse sino de una piedra de toque, sin sentido, indescifrable, absolutamente singular, eso, lo real, que decide la posición, activa o pasiva por fuera, por lejos de la genitalidad, del género y de la “identidad”, esas antiguallas para sufragistas de baño unisex?

Dice el psicoanalista Gerardo Arenas, traductor del seminario: “En principio, gracias a la reciente aparición de …o peor, el número de seminarios de Lacan publicados en castellano (quince) supera en número a los que siguen en espera. Pero hay varios motivos adicionales por los cuales celebrar la llegada del Seminario XIX al mundo hispanohablante”.

“Entre fines de 1971 y mediados de 1972, además de dictar su habitual seminario, Lacan dio en otro ámbito siete charlas sobre ‘El saber del analista’. Quienes frecuentábamos las desgrabaciones de las clases de ese seminario y del conjunto de esas charlas, nos topábamos con una gran dificultad: al leer cada serie por separado, ambas nos parecían incompletas, y si las mezclábamos intercalándolas por orden cronológico, la primera parte del producto resultaba incoherente. Por eso celebramos la decisión de Miller, quien estableció el texto intercalando sólo las cuatro últimas charlas y publicó aparte las tres primeras bajo el título de ‘Hablo a las paredes’, de próxima aparición”.

“El producto resultante plasma dos aportes clave de Lacan, vinculados entre sí. Medio año antes de dar comienzo al Seminario XIX, había mostrado la necesidad de introducir un cambio en la concepción de la experiencia analítica, en la medida en que ésta no puede sostener la absoluta primacía de lo simbólico sobre lo real. Y aquí vemos a Lacan dar el primer paso en esa dirección: cuestiona la existencia del Otro (campo del lenguaje y del deseo) y propone partir del Uno (marca real del goce en el cuerpo). Esta propuesta se condensa en el neologismo Haiuno”.

…o peor es un seminario central porque completa (pero no cierra) la operación de desmitologización del campo freudiano, ampliando su alcance, introduciendo la idea de que el síntoma que cifra al deseo es una defensa contra el goce. “Lo que parece una ley general es que los primeros encuentros con el goce del cuerpo dejan marcas que no se borran. Eso es curioso. Porque esos encuentros son contingentes. En las estructuras clínicas, el encuentro con el goce es algo desmesurado, no previsto”, dice Miller en el reportaje. Desmesurado al punto que suele ser una excusa perfecta para suturar la extrañeza susceptible de un encuentro –incluso sexual– con la otra especie. O en otros términos, el amor menos como una ilusión que como una experiencia de la diferencia radical.

“’Hay Uno’ (...) Entiendan: el Uno-solo. Solo en su goce (radicalmente autoerótico)”. “Aquí comienza la última enseñanza de Lacan (…) Lacan enseñaba la primacía del Otro en el orden de la verdad y en el del deseo. Aquí enseña la primacía del Uno en la dimensión de lo real. Recusa el Dos de la relación sexual y también el de la articulación significante. Recusa el gran Otro, pivote de la dialéctica del sujeto, le deniega la existencia, lo remite a la ficción. Desvaloriza el deseo y promueve el goce. Recusa el Ser, que no es más que semblante. La henología, doctrina del Uno, aquí está por encima de la ontología, teoría del Ser”.

Es una suerte de pasaje de la doctrina del sujeto dividido al Uno, o “partiendo de lo real”, al Un-dividualismo moderno, en sus términos, los de Miller.

Arenas anota que “el segundo aporte (del seminario) apunta a despejar cuáles son los modos estructurales de relación entre los sexos. Freud ya había señalado que el homo sapiens carece de un instinto sexual que guíe a cada individuo hacia algún partenaire del otro sexo, a tal punto que hombres y mujeres parecen pertenecer a especies diferentes (aunque puedan tener descendencia). Lacan resume esto en la fórmula ‘No hay relación sexual’, que indica la ausencia de tal programa instintivo en los seres que hablan: todo lo que supla esa inexistente relación surge de una contingencia y de una invención, lo cual socava todo intento de dar una definición (biológica, social, moral o religiosa) tanto de la naturaleza como de la normalidad. Lacan construye aquí, ladrillo por ladrillo, la estructura que enmarca las relaciones entre los sexos, y agrega, a la lógica de la excepción paterna descubierta por Freud (que rige a la posición viril), la lógica del no-todo característica de la posición femenina”.

Entonces, si no hay relación sexual, lógicamente, La mujer no existe, existen las mujeres. En otros términos: no existe intercambio, proporción, orgasmo compartido, Madre eterna, fusión original, por qué te fuiste mamita… Lacan sabía de qué iba la cosa. Y Freud se había definido contra (Carl Gustav) Jung, que en lugar de lo sexual, situaba la fuente del deseo en los reencuentros con unos “arquetipos” universales. Freud quería una nueva ciencia, no un retorno a la religión.

El místico que Lacan guardaba en su gabinete de “libertino” estaba por afuera de la religión: sus amigos eran Georges Bataille, Pierre Klossowski, Michel Leiris, Roger Caillois. Desde su posición como psiquiatra, jamás abandonó su interés por la “locura” femenina.

 El goce femenino, Lacan lo entiende como una suerte de desarreglo que la regulación fálica no puede capturar. “Hay un goce de ella, de este ‘ella’ que no existe y no significa nada. Hay un goce de ella del que tal vez no sabe nada, sino que ella lo experimenta, y esto, ella lo sabe. Lo sabe, claro está, cuando esto sucede”. Esa potencia en acto, que las fórmulas de la sexuación sitúan con claridad, lo empuja a purgar a Freud de los residuos mitológicos de su invención, que se detiene con una pregunta: ¿qué quiere una mujer? Seguramente algo que la posición masculina ignora. Pero si el encuentro se produce, será fortuito como el de una máquina de coser y un paraguas sobre una mesa de disección.-      

sábado, 16 de junio de 2012

EQUINOCCIOS DE CORAZONES

EQUINOCCIOS DE CORAZONES

Esta noche en que por leyes ingrávidas
estrellas y planetas se cruzan en invisibles telares
Tu Mujer estas desnuda ante la impiedad de mis besos y miradas
Y por tus pechos mi boca corre loca y húmeda
... Escala el mármol tibio de tu cuello
tras tu boca de racimos para dejarte sin uvas
En tu espalda mis dedos tejen redes de suspiros
Y mis labios descienden enmascarados y salvajes
por el valle de Venus buscando rosales y delirios
Entre tus muslos de harina suave navego hasta el horizonte.
Esta noche a tu boca hambrienta me entrego
Al frenesí de sílfides y ondinas de tus ojos
A la miel de tus besos y aromas de tu piel.
Siento la presión de tu cuerpo contra el mío
Aferrado a tu cintura cabalgo el viento
Tu corazón embrujo entre teas de rosas
Lo hechizo de besos, lo bebo en copas de lirios.
Lo abro como una naranja y lo alimento de sueños
Aquí estoy piel a piel abriendo mis alas
para dibujarte en mis sentidos.

Esta noche en el lecho que abren los grillos
Bajo el equinoccio carnal de los astros
desnuda te ofreces en sacrificio en el altar de la luna,
y en el oleaje indómito de un océano de orquídeas
Tu, Mujer, te conviertes en mis manos de artesano
en Poesía...


©WPineda
Walter Robinson Pinedo Cepeda
Rancagua - Chile
Poeta y Argonauta

Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhh 
será tu perfume en mis labios???!!!!
Quedé extasiada...
Ohhhhhhhh es mortal...
Quedé, me dejaste todos los aromas y en el centro más azul
de la noche sin palabras...
Graciassss por estos Instantes
donde quedo siempre atrapada
 en el elixir de tus maravillosas letras!


jueves, 14 de junio de 2012

Oh en nombre del Amor...

El amor infantil sigue el principio: Amo porque me aman. El amor maduro obedece al principio: Me aman porque amo.
El amor inmaduro dice: Te amo porque lo necesito.
El amor maduro dice: Te necesito porque te amo.
Erich Fromm.
Destacado psicólogo social, psicoanalista y humanista alemán y uno de los principales renovadores de la teoría y práctica psicoanalítica a mediados del siglo XX. Estuvo fuertemente involucrado con los movimientos pacifistas norteamericanos, y fue un destacado oponente de la Guerra de Vietnam (1958-1975) al tiempo que criticó la sociedad de consumo capitalista y el modelo totalitario soviético, acercándose al anarquismo. Hasta 1961 trabajó en la UNAM y en la Universidad Estatal de Míchigan, retirándose en 1965 y trasladándose a Muralto (Suiza), donde permaneció hasta su muerte.

Un Maestro... Erich Fromm!!!
AHORA dicen amarte para tener casa, comida, sexo y ropa limpia de esos hay muchosss buscando a la mami...
Muchasss ratas hay... 

Muchasss ratas MENTIROSASSSS
que viven a costa de las mujeres
las que odian y coleccionan

en largas listas

Jajaj
Son ratas en callejones sin salida...
Siempre dependientes
Siempre
sin identidad
Siempre están atrás
de la pelota
Siempre
sin saber jugar...!  Mané




miércoles, 13 de junio de 2012

Quedo....Mané


Quedo rozando al infinito en un abrazo total mientras te veo caer como una hoja marchita en tu mundo chato y descolorido.
QUEDO

en mi espíritu despierto y vivo la vida a pleno en el sueño de un resplandecientemañana!!!

Mané Castro Videla 

Oh! ... mi cama




Oh Es por eso que duermo Sola
mi cama es grandeeee y siempre amanezco
con ella llena de libros, pinceles, lápices de colores y todo tipo de hojassss...
de un costado están los chocholates y la taza de tés...
del otro la laptop y en el centro...
esta mi mirada iluminando
todo lo que me rodea
-lo que esta y no está-

 Felizzz amanezco
en todos los rostros que me susurran
 en cada uno de todos los costados!


 Mané

FELIZZZ DÍA DEL ESCRITOR !!!

"La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido"
Jorge Luis Borges



FELIZZZ DÍA DEL ESCRITOR !!!

MANE

América latina


Y hay también muchos
rostros llenos de vacíos
IGNORANCIA - MEDIOCRIDAD- IRRESPONSABILIDAD- INCONSCIENCIA HAY Y EXISTE EN DEMASÍA LA MISERIA HUMANA !!
Preocupante...
es verdaderamente
altamente preocupante !!!

Mané

martes, 12 de junio de 2012

Bryan L. Harvey - El verdadero Amor

El verdadero amor es una llama sagrada
Que arde eternamente,
Y nada puede opacar su brillo especial
O cambiar su destino!

El verdadero amor habla en tonos tiernos
Y escucha con el oído suave,
El amor verdadero da con el corazón abierto
Y el verdadero amor vence el temor
El verdadero amor no exige penas
...
y tampoco pone reglas.
Y el verdadero amor toma con manos
suaves
los corazones que entrelaza…!!!

Bryan L. Harvey
 
 

lunes, 11 de junio de 2012

LA PIRÁMIDE DE CRISTAL DEL LOUVRE ¿MARCA DEL ANTICRISTO O MENSAJE AL FUTURO?

LA PIRÁMIDE DE CRISTAL DEL LOUVRE: ¿MARCA DEL ANTICRISTO O MENSAJE AL FUTURO?

Publicado por Gustavo Fernández en 06-06-2012
El dato había llegado a mis oidos hace muchos años ya pero sinceramente, siempre creí que era apenas otra leyenda urbana. Se me hacía difícil imaginar un guiño tan obvio para expertos en Teología y Satanismo. No podía ser verdad… pero lo era.
Estábamos en París, en el tramo final de nuestro último viaje. Y allí, de pie en la amplia explanada que da acceso al famoso Museo del Louvre, contemplaba el enigma: la pirámide cristal que confirma el “hall” de acceso al mismo, formada por 666 cristales.
Seiscientos sesenta y seis. El número bíblico del Anticristo. Esa era la “leyenda urbana” que, después de todo, parecía ser realidad. Los había contado: había 654, pero como la puerta de acceso, cerrada, hubiera sumado más cristales, el área de aquella necesitaba otros… doce, lo que nos daba el número “maldito”. Si a esto le sumamos que fue mandado construir por indicaciòn del que supo ser máximo mandatario francés, François Miterrand, conocido por sus inquietudes esotéricas, la cosa se alejaba dramáticamente de la posibilidad de una “casualidad”.
Pero lo llamativo no terminaba allí. En otro amplio espacio, frente a la primera Gran Pirámide Cristal –que se encuentra rodead, a su vez, por otras tres pequeñas cuyo número de cristales no es numerológicamente significativo- a cierta distancia, otra enorme pirámide de cristal, pero esta vez invertida y subterránea, hace de gigantesca claraboya de luz para un área despejada del centro comercial que se encuentra en el subsuelo. Entiéndase bien: no actúa como boca de luz para el área comercial, sino para una zona “muerta” anexa a aquél. Y su vértice invertido casi toca otra pequeña, de material, que poya sobre el suelo. Para quienes vieron la película “El Código da Vinci”, es el lugar donde, al final del filme, el académico Roberto Langdom deduce que se encuentran enterrados los restos de María Magdalena.
La pirámide respeta las proporciones de la pirámide egipcia de Keops, y pese a que la Wikipedia dice que tiene 673 cristales, insisto: contados y recontados, son 666. Supongo que ese dato, proveniente del mismo museo, es una forma de desalentar los rumores que corren sobre esa extraña correspondencia (total, ¿cuántos turistas tendrán la paciencia de ponerse a contarlos?. Vaya este comentario como humilde homenaje a mi mujer, Mariela, aterida de frío bajo la pertinaz llovizna de esa helada mañana mientras yo contaba pacientemente…). Este es el punto en que debo fijar una posiciòn personal: no me parece congruente (evito decir “no creo”, porque sería una contradicciòn lógica: estaría expresando entonces sólo una creencia que no debería ser empíuricamente demostrada) las supuestas “evidencias” de la probabilidad del hipotético anticristo, y por otro lado, está demostrado que en los primeros escritos cristianos la Marca de la Bestia era 616, y no 666. Por ende, sospecho -aunque me sé apenas un humilde curioso de la Numerología- que el tal 666 remite a otra cosa (intuyo vinculado con la Geometría Sagrada) y su transliteraciòn “demoníaca” en el Apocalipsis fue una estrategia de la iglesia para “demonizar” el conocimiento numerológico, neopitagórico, es decir, esotérico. La Wikipedia nos ofrece distintas interpretaciones al gusto del lector…
¿Cuál será la razón de ser de ese número?. A la interpretación clásica y perimida que adjudica al 666 al “anticristo”, otros muchos estudiosos de lo esotérico señalan también que el número debe interpretarse de otra manera. En el sentido de “final de un ciclo” para dejar paso a otro completamente renovado. Además, dicha construcciòn se ubica, también, en el centro de “quartier” (barrio) uno, de los 20 en que se divide el París antiguo, y que se desarrolla en una espiral como el centenario Juego de la Oca, partiendo, precisamente, del Louvre hasta su final. Así, se supone que Miterrand envió a construir este “edificio de poder” en el corazón de la gran espiral que es París, como un elemento que “despertara” el poder dormido de la otrora gran naciòn. En ese sentido, revisar mi artículo “El Grial de la Búsqueda”. Allí señalo la esotérica importancia que tendría el “quartier” (barrio) donde, en el siglo XII, se edificó el palacio real del Louvre, tardíamente devenido en Museo.
Los estudiosos de Piramidología (la disciplina que estudia la energía de las pirámides) hemos, de hecho, escrito extensos trabajos señalando como las pirámides invertidas, enfrentadas a otras puestas al derecho, amplifican el “poder” que se manifiesta dentro de ellas, cualquier cosa que eso sea. Y esas pirámides enfrentadas son, precisamente, las que encontramos en el subsuelo ya señalado.
Miterrand, quien, entre otros hechos conocidos, poco antes de ganar sus elecciones estuvo en Rennes le Chateau interesándose por los enigmas descubiertos por aquél cura entonces ignoto llamado Bérenguer Saunière (y sobre lo que escribí en mi nota “El arcano misterio de un cura millonario”) frecuentaba sociedades secretas y era un convencido que esos conocimientos espirituales podían ser determinantes tanto para la política doméstica como la internacional.
Por supuesto, puede el lector seguir suponiendo que todo esto es casualidad. A él, le propongo un ejercicio aleccionador; calcular matemáticamente la probabilidad que un mandatario esoterista ordene construir una pirámide de exactamente 666 cristales…

Sueños


Jajaj
ahora es entendible... 
Es por ello
que siempre parece ser
que ando perdida!!!

Mané

domingo, 10 de junio de 2012

Hay peores cosas

"Hay peores cosas que quemar libros, una de ellas es no leerlos."
Ray Bradbury


Peligrosas negaciones

Ocurre pocas veces, pero cuando ocurre uno no puede evitar volver a asombrarse de los vericuetos insondables de la mente humana. ¿Hasta qué punto puede avanzar la negación de lo inevitable, de algo tan aterrador como natural, o sea, la muerte?
La admiración incondicional por personajes públicos, artistas sobre todo, pero también figuras de la política, lleva a mucha gente a la idolatría, peligrosa deformación del respeto y el cariño. A tal punto llega la enajenación que miles de personas llegan a negar la muerte de esos adorados íconos. Carlos Gardel, el inmortal, no lo es sólo por su talento, simpatía y carisma, sino también por el hecho de que durante muchísimos años después de su prematura muerte en un accidente aéreo en Medellín, se tejió la leyenda de una supuesta existencia clandestina con el rostro desfigurado y se llegó a decir que había sobrevivido al siniestro pero que había perdido la voz, y por eso vivía oculto y apartado del mundo. Elvis Presley también fue visto vivito y coleando en varios estados de la Unión y en otras latitudes. Los millones de admiradores del rebelde sin causa por excelencia, James Dean, que tuvo una muerte trágica a los 23 años, allá por 1955, en un accidente automovilístico, montado en un coche de carrera que le servía como desahogo de sus múltiples crisis, no vacilaron en negar su muerte y afirmar que seguía vivo.
Estos casos son una expresión admirativa de artistas que representaban cosas entrañables para la generación de sus contemporáneos y que lograron calar muy hondo en la sensibilidad del pueblo. Una de las cosas más inexplicables, pero al mismo tiempo más corrientes que la psiquis desarrolla, es la negación de lo doloroso y de lo que nos lastima el alma.
Nos pasa con la desaparición de nuestros seres más queridos, con esos irreemplazables que son un pedazo de nuestras vidas y que nunca desaparecen del todo porque los evocamos en cada alegría y en cada pena; ellos siguen existiendo en nuestro corazón, pero no llegamos, si conservamos un mínimo equilibrio, a creer que están físicamente vivos. A veces el dolor es tan insoportable que acudimos a médiums y espiritistas para comunicarnos con ellos, y la mesa de tres patas en un salón oscuro junto con la copita mágica que escribe mensajes del otro mundo nos hacen estremecer. Si eso nos consuela, no está mal, pero en algún momento la reflexión y el sentido común nos harán entender que debemos aceptar que todo lo que nace muere y que la mejor manera de homenajear a los que parten es no olvidarlos jamás y hablar de ellos cada vez que la ocasión sea propicia, para volver a reír con los momentos felices y a emocionarnos con los otros recuerdos.
Lo que resulta más tremendo es la negación de la muerte de personas que han hecho daño a millones, como Adolf Hitler, cuya muerte fue negada no sólo por sus fanáticos sino por algunas de sus víctimas sobrevivientes. El terror ha sido tan grande que la sensación de que el mal sobrevive cuanto mayor haya sido domina la mente perturbada de algunos de los que han sido arrastrados por la locura y la crueldad tiránica de los abusadores del poder.
Y es así como por amor, por miedo, por fanatismo, por admiración, por idolatría y por estupidez no sabemos aceptar que sólo la razón equilibrada y la sensata evaluación de todo lo que nos toque vivir nos puede llevar al buen puerto del aprendizaje de vida.
Decía el poeta: "Los muertos que vos matáis gozan de buena salud." Yo agrego modestamente que la buena salud es la que ordena nuestra mente para recordar lo bueno y lo malo, lo constructivo y lo destructivo, lo aberrante y lo maravilloso; recordar para siempre todo eso sin adulterar nuestra memoria
Enrique Pinti

sábado, 9 de junio de 2012

los silencios

- ¿No odias eso?
- ¿No odio qué?
- Los silencios incómodos. ¿Por qué tenemos que hablar de idioteces para sentirnos cómodos?
- No sé. Es una buena pregunta.
- Así es como sabes que encontraste a alguien especial. Cuando te puedes callar un jodido minuto y estar cómodo en silencio.
...
PULP FICTION.


Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.
Proverbio hindú.


Simone de Beauvoir

Simone de Beauvoir (París, 9 de enero de 1908 - 14 de abril de "1986")
Afirmó que al ser excluida de los procesos de producción y confinada al hogar y a las funciones reproductivas, la mujer perdía todos los vínculos sociales y con ellos la posibilidad de ser libre. Analizó la situación de género desde la visión de la biología, el psicoanálisis y el marxismo; destruyó los mitos femeninos, e incit
ó a buscar una auténtica liberación. Sostuvo que la lucha para la emancipación de la mujer era distinta y paralela a la lucha de clases, y que el principal problema que debía afrontar el "sexo débil" no era ideológico sino económico.

Su libro El segundo sexo (1949) significó un punto de partida teórico para distintos grupos feministas, y se convirtió en una obra clásica del pensamiento contemporáneo. En él elaboró una historia sobre la condición social de la mujer y analizó las distintas características de la opresión masculina.
 

viernes, 8 de junio de 2012

George Ivanovich Gurdjíeff

Gurdjieff solía decir que toda su vida cambió cuando su abuelo, que se moría cuando él tenía nueve años, le llamó y le dijo:
«Soy un hombre pobre y no tengo nada que dejarte, pero me gustaría darte algo.. Lo único que he guardado como un tesoro es esto, que me lo dio mi propio padre. Eres muy joven, pero recuérdalo. Algún día lo comprenderás, así que basta con que lo recuerdes. Ahora no es el mom...
ento de que lo entiendas, pero no lo olvides. Algún día lo entenderás.».
Y lo que le dijo fue: «Si alguien te insulta, contéstale al cabo de veinticuatro horas».
Fue una transformación porque ¿cómo puedes reaccionar al cabo de veinticuatro horas? La reacción necesita inmediatez.
Gurdjieff decía: «Cuando alguien me insultaba o decía algo desagradable, yo tenía que decir: volveré mañana. Sólo puedo responderte al cabo de veinticuatro horas. Se lo prometí a mi abuelo y ahora está muerto, así que no puedo echarme atrás.
Pero volveré».
La persona en cuestión se quedaba desconcertada. No comprendía de qué iba todo aquel asunto. Y Gurdjieff tenía tiempo para pensar en ello.. Cuanto más pensaba, más inútil le parecía. A veces le parecía que aquella persona tenía razón, que lo que había dicho era verdad. Gurdjieff regresaba y daba las gracias: «Sacaste a la luz algo de lo que no era consciente». A veces descubría que la persona en cuestión estaba equivocada, así que ¿para qué molestarse?
A nadie le importan las mentiras. Cuando te sientes herido es que debe haber alguna verdad implícita: si no, no te dolería. Por eso, en ese caso tampoco vale la pena enfadarse.
Y seguía contando: «Me di cuenta de que siempre que utilizaba la fórmula de mi abuelo, la rabia iba desapareciendo poco a poco».
Y no sólo la rabia, sino que poco a poco se fue haciendo consciente de que esa misma técnica podía utilizarse con otras emociones, y que todo desaparecía.

Gurdjieff fue uno de los grandes hombres y su periplo empezó dando un pasito, con la promesa hecha a un anciano moribundo, que cambió toda su vida.

George Ivanovich Gurdjíeff ( 1872 –1949), filósofo, escritor, compositor armenio y maestro místico.
 
 
 

jueves, 7 de junio de 2012

Historia del Racismo









Sin palabras...
Mucho hay que aprender
Uno queda ciego
ante tanta pero tanta letra escrita y dicha...!
Demasiada enfermedad y miseria
como Ayer
Hoy,
también existe!

Ahora más que nunca Quedo
y Soy ceniza
en la llama encendida
de la fuerza divina del Amor !!!

Mané




El sexo -

  Escribía César Pavese que " si el sexo no fuese la cosa más importante de la vida, El Génesis no empezaría por ahí. Adán reconociendo...